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IMÁGENES MNEMÓNICAS






La teoría de las imágenes mnemónicas fue formulada por primera vez en el tratado Ad Caium Herennium (autor anónimo, 82 d.C.); este texto clásico definía la memoria artificial con las siguientes palabras: <La misma naturaleza es la que enseña lo que debemos hacer. Cuando en la vida cotidiana vemos las cosas más comunes, usuales o banales, en general no las retenemos en nuestra memoria, porque la mente no ha recibido un estímulo nuevo o inédito. En cambio, cuando presenciamos algo excepcionalmente vergonzoso, fuerte, increíble o ridículo, lo recordaremos durante mucho tiempo. Por esta razón olvidamos muchas de las cosas sucedidas poco tiempo atrás, pero recordamos perfectamente hechos ocurridos en nuestra infancia; y por los mismos motivos, los hechos intrascendentes desaparecen de nuestra memoria, mientras que los novedosos o más excitantes permanecen grabados en ella durante mucho tiempo. Así pues, es necesario entonces construir imágenes eficaces [imagines agentes], asignándoles una especial belleza o fealdad; por ejemplo, adornándolas con vistosos mantos púrpuras o desfigurándolas, añadiéndoles algunas salpicaduras de sangre, de fango o manchas de tinta roja, de manera que su aspecto se vuelva impresionante o ridículo>.

En suma, la memoria cobra énfasis gracias al impacto emocional por lo bello y lo desagradable, por lo cómico y lo obsceno. La regla es clara, a pesar de que el antiguo tratado, como ocurre con todos los manuales o tratados antiguos, es parco en ejemplos visuales. Es muy importante que el estudiante cree imágenes personalizadas, asociadas a sus fantasías y que desarrollen su capacidad de inventiva. Un ejemplo excepcional de imagen mnemónica (propuesto en el s. XV por Romberg en el Congestorium artifiicosae memoriae) puede verse siguiente página, abajo: las nociones que se pretende guardar en la memoria son los atributos de la Gramática, la primera entre las artes liberales. La Predicatio se fija en la memoria gracias a una urraca que la Gramática tiene en la mano derecha; la Applicatio es recordada gracias al águila que se apoya sobre su brazo; la Continentia debería fijarse en la memoria mediante la inscripción CONT, estampada en el pecho con letras bien visibles. Con la ayuda de estos métodos puede registrarse una gran cantidad de información en la memoria.

Las extraordinarias prestaciones que la memoria artificial hizo posible muestran a las claras que, con las técnicas adecuadas, la capacidad intelectual (la cognitiva, no memorística) podría desarrollarse hasta niveles verdaderamente altos. El ars memorandi podría transformarse en una más ambiciosa ars inveniendi (-->), el <arte del descubrimiento de nuevas verdades>, el <secreto de la creatividad y de la inteligencia>. Por este camino se llegó a una convergencia con la magia (-->), cuya culminación se encuentra en la obra de G. Bruno, un mago de la memoria en el sentido más literal de la expresión, además de haber sido el mayor filósofo del Renacimiento tardío.




TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO