Ir al contenido principal

Asesorías Filosóficas Personalizadas

Mostrar más

HERÁCLITO

h. 540 – 480 a.C.



Herma con el retrato de Heráclito, esculpido por Bellori, 1685. El rostro de los filósofos anteriores a Sócrates nos es desconocido. También las numerosas estatuas griegas y romanas son fruto de la invención.


La vida de Heráclito estuvo marcada por la marginación política. De familia aristocrática, quizá descendiente de antiguos reyes, mostró siempre un gran desprecio por las masas y los principios de la democracia, a pesar de vivir en una ciudad (Éfeso, colonia ateniense en las costas de Lidia). Vivió, pues, en desdeñoso aislamiento y en franca oposición al resto de la sociedad, y esta polémica se transluce en sus escritos cuando contrapone el parecer de los mejores al de la mayoría, como sugiere una de sus máximas más célebres: un solo hombre vale por diez mil, si es el mejor.

Quizá esta contradicción explica algunas extravagancias de su comportamiento, si consideramos el extraño modo en que –según la tradición- decidió suicidarse a la edad de sesenta años: acudió a la plaza de Éfeso y, tras haberse recubierto de estiércol, se dejó devorar por los perros. Y seguramente explica también el estilo premeditadamente oscuro de sus escritos (hasta el punto de merecer el apodo de oscuro): escribir significaba para Heráclito acuñar frases muy breves, aforismos tan profundos como ambiguos, sobre sutiles láminas de oro que él mismo depositaba luego en la caja fuerte del templo de la ciudad, ordenando a los sacerdotes hacer público el contenido sólo después de su muerte. Quiso ser, por lo tanto y en un cierto sentido, filósofo póstumo, rechazando hablar a los mezquinos compatriotas (a los que definía sin medias tintas como durmientes) y escondiendo dirigirse a las futuras generaciones y a la humanidad entera.

Quizá reflexionando sobre su propia existencia formuló su doctrina más célebre, resumida en la fórmula pánta rheî, <todo fluye>. De hecho, Heráclito ha pasado a la historia como el filósofo del devenir, pero la crítica contemporánea ha demostrado que esta interpretación es reduccionista: por debajo de las mutables apariencias, entrevé una ley, un principio unitario. Esta ley de interdependencia de los contrarios, por la que todo par de polaridades forma en su complejidad una indivisible unidad, es el lógos, la razón que gobierna todas las cosas. Pero los hombres, generalmente, son incapaces de prestarle oídos.

Toda la producción de Heráclito ha sido reunida en un texto con el convencional título: Sobre la Naturaleza. Han quedado solamente 130 fragmentos, de los que forman parte las lecturas propuestas.

4 Todos tienen el logos, pero sólo los despiertos lo saben.

EL PROBLEMA: ¿Cuál es la ley que gobierna el mundo? ¿En qué consiste el pensamiento?
LA TESIS: La ley que gobierna el mundo, y por lo tanto también la mente del hombre, es el logos, palabra nada fácil de traducir: es el pensamiento, la razón, la inteligencia, el discurso (cuando afirma la verdad y se aleja de la opinión), pero también el principio del todo, la ley que regula el funcionamiento del cosmos. Cualquier hombre, en cuanto parte del Universo, participa del logos universal, pero hay profundas diferencias en el modo de pensar de los individuos. Algunos, los dormidos, se detienen en las percepciones inmediatas, viven como en un sueño y desarrollan opiniones subjetivas; otros, los filósofos o los despiertos, utilizan el logos con conocimiento y consiguen penetrar con profundidad en la verdad de la naturaleza. La filosofía se sitúa, en su nacimiento, en oposición a la mentalidad común.

Todos los hombres piensan.

  • El logos es común a todos.
Los procesos de desarrollo del pensamiento no son inherentes al pensamiento mismo.

  • De este logos, que existe siempre, los hombres no tienen intelección, ya sea antes de haberlo escuchado, ya sea inmediatamente después de haberlo escuchado. Si bien, efectivamente, todas las cosas ocurren según este logos, ellos se parecen a personas inexpertas que se ponen a prueba en palabras y en obras tales como aquellas que yo explico, distinguiendo según naturaleza cada cosa y diciendo cómo es. Pero a los otros hombres queda vedado aquello que hacen los despiertos, del mismo modo que no son conscientes de lo que hacen durmiendo.
El pensamiento ha sido posible por su intrínseca racionalidad.

  • Es necesario que aquellos que hablan empleando la mente se basen en lo que es común a todos, como la ciudad sobre la ley, y en un modo aún más sólido. Todas las leyes humanas, en efecto, sacan alimento de la única ley divina: pues ella domina todo cuanto quiere, colma todas las cosas y avanza más que ellas.
La racionalidad se puede analizar en sí, independientemente de los procesos en los que se desarrolla.

  • Nadie, entre todos aquellos a los que he escuchado, se ha atrevido a esto: reconocer que la sabiduría está separada de todas las cosas.
Los mejores aspiran a la gloria inmortal.

  • Respecto a todas las otras, una sola es la que prefieren los mejores: la gloria inmortal respecto a las cosas pasajeras. El resto, en cambio, piensa sólo en saciarse como bestias.
La filosofía no se dirige directamente al mundo, sino que llega a través de la búsqueda del alma.

  • Yo he indagado en mí mismo. Los confines del alma no los podrás encontrar nunca, por más que recorras sus caminos; así de profundo es su logos.

5 Nunca nos bañamos en el mismo río.

EL PROBLEMA: ¿Tiene el mundo una estructura coherente o es contradictorio? ¿Es estable o está sometido a una perenne mutación?
LA TESIS: La tesis del devenir universal sugerida por Heráclito en algunos aforismos es una de las más célebres e importantes de toda la historia del pensamiento occidental: nada hay estable y definitivo en la naturaleza; todo cambia perennemente, de modo que puede muy bien decirse que nunca nos bañamos dos veces en el mismo río. Cada cosa es y no es al mismo tiempo. El universo entero está sometido a un eterno fluir y la vida implica contradicción, agonía y guerra. Nosotros mismos somos y no somos, porque existir, vivir, significa transformarse; es decir, cambiar la propia condición actual por otra. Toda cosa está sujeta al tiempo y a transformaciones infinitas: nada hay en el mundo que sea verdaderamente estático y lo que parece detenido o constante es en realidad mudable, como el agua del río. En resumen: el ser de las cosas es su devenir.

  • No es posible bajar dos veces al mismo río ni tocar dos veces una sustancia mortal en el mismo estado.

  • La vida es un niño que juega, que mueve las piezas en un tablero.

  • Todo fluye y nada permanece.

  • El Sol es joven cada día.
LOGOS
El término logos es quizá el más importante de todo el vocabulario filosófico, pero es difícilmente traducible porque contiene una pluralidad de significados relacionados entre sí: palabra, enunciado, definición, discurso, explicación, cálculo, medida, valoración, razón, causa, pensamiento, necesidad, y otros. La afirmación de que el logos está universalmente distribuido significa que la racionalidad no es una peculiaridad del hombre, sino la sustancia misma de la realidad entera.

 6 El principio es el fuego (o el dinero).

EL PROBLEMA: ¿Cuál es el origen del mundo? ¿Hay un principio primordial del que todo deriva?
LA TESIS: La arjé, el principio generador de la realidad, consiste en el fuego. En efecto, todo deriva del fuego y en el fuego se transforman todas las cosas. En cierto sentido, la respuesta de Heráclito parece similar a la de los pensadores de la escuela filosófica de Mileto, quienes ya habían identificado el primer principio en un elemento material (véase 1, 2 y 3). Sin embargo, en el caso de Heráclito el fuego es más una metáfora que un particular elemento natural, lo que queda bien demostrado por el símil de la moneda: por su capacidad de mutar una cosa en otra, el fuego puede ser sustituido por el símbolo del dinero, capaz de intercambiar una mercancía por cualquier otra.e



  • Este orden universal no lo hizo alguien de entre los dioses o de entre los hombres, sino que siempre era y será fuego constantemente vivo que se enciende y se apaga según justa medida.

  • Todas las cosas pueden ser transmutadas en fuego y el fuego puede transformarse en todas las cosas, del mismo modo que el oro se cambia con todas las cosas y todas las cosas con el oro.

7 El padre de todo es la guerra.

EL PROBLEMA: ¿Por qué todas las cosas están en devenir? ¿Cuál es la energía que da vida al mundo?
LA TESIS: El devenir se realiza a través de un continuo discurrir de un contrario a otro. Así pues, la ley que regula el mundo es, aparentemente, la guerra, el contraste entre elementos opuestos en permanente alternancia recíproca. Lo que es verdadero, según Heráclito, es lo superficial: bajo el antagonismo dominante se puede vislumbrar una ley de armonía, porque las cosas en contraste, para existir, tienen necesidad unas de otras. Es verdad que los contrarios se oponen, pero más verdadero aún es que, oponiéndose, determinan un todo armónico, así como la oscuridad es necesaria para la luz y el día es complementario de la noche. La vida existe no donde hay conciliación de contrarios (sinónimo de muerte), sino lucha y oposición. Lo uno vive la muerte de lo otro, como lo otro muere la vida del primero. Entre los opuestos hay guerra constante pero también una secreta armonía, una mutua necesidad recíproca: no habría salud sin enfermedad ni saciedad sin hambre. Dicho en otros términos: no puede haber una subida que a la vez, desde otro punto de vista, no sea también una bajada.

No puede haber vida sin antagonismo.

  • La guerra es padre de todas las cosas, de todas es el rey, y a los unos desvela como dioses y a los otros como hombres; a los unos hace esclavos, a los otros libres.
El ser profundo de las cosas es siempre una unidad de opuestos.

  • Lo mismo son lo vivo y lo muerto, lo despierto y lo dormido, el joven y el viejo: éstos, en efecto, cambiando se transforman en aquéllos; y aquéllos, cambiando a su vez, se transforman en éstos.
El devenir es el paso de cada cosa a la condición opuesta.

  • Las cosas frías se calientan, las calientes se enfrían; lo que es húmedo se seca, lo que es árido se humedece.

  • Para la divinidad, todas las cosas son bellas, buenas y justas; los hombres, en cambio, sostienen que algunas cosas son justas y otras injustas.

En toda contradicción hay implícita una armonía.

  • La armonía escondida vale más que la que aparece.

  • El camino hacia arriba y hacia abajo es uno y el mismo.

  • Lo que está en oposición se concilia; de las cosas diferentes nace la armonía más bella y todo se genera por la vía de los contrarios.

  • Todo es uno.


Heráclito descubre el devenir.


PÁNTA RHEÎ

En griego significa todo fluye, la síntesis de la doctrina heraclítea del devenir. Ya los filósofos de la escuela de Mileto habían notado la importancia de los fenómenos de transformación que regulan la vida de la naturaleza, y vieron en este dinamismo las alteraciones progresivas de la arjé. Heráclito, en cambio, entrevé el principio primordial (arquetipo) precisamente en el cambio mismo de la materia: todo viene y todo va incesantemente, y en este movimiento consiste la naturaleza de las cosas.



TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO